martes, 12 de diciembre de 2017

El peligroso doble papel de las pandilleras

Centroamérica.- Ser mujer y pertenecer por derecho propio a una pandilla centroamericana es raro, aunque las hay. La mayoría no ocupa un rol central y se limita a las tareas periféricas, aunque vitales para el grupo.
"Mi madre no hacía más que fumar crack y mi padrastro llevaba violándome desde que tenía 6 años. Pero un día me harté y lo maté. Fue la primera vez que asesiné a alguien.
Lo hice con un cuchillo y fue bien difícil.
Yo, con mis 12 años, era bien chiquita y él un hombre grande que se resistió con todo su cuerpo hasta el último momento.

Pero lo logré. Y él se llevó su merecido.

Entonces no sabía cómo esconder un cuerpo o borrar evidencias, así que me llevaron presa. Me encerraron en un penal para menores.

Mi infancia fue realmente una mierda".

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