En sesión matinal, el Celta se
convirtió en el primer visitante del curso que arranca puntos del Camp Nou. Se
marchó con uno, justo premio a un encuentro bien planteado y disputado. El
Barça, que sigue sin brillo y funcionó a fogonazos, no fue capaz de sacarlo
adelante.
El plan atrevido de Unzué sufrió
una baja tempranera: cuando no se había cumplido el primer minuto de juego, a Sergi Gómez
se le salió el hombro en un forcejeo con Luis Suárez, que vio la
cartulina amarilla. Entró Cabral en su lugar y el equipo ejecutó el plan, con
Lobotka como mediocentro y el joven Brais Méndez, mostrando desparpajo en la
izquierda.
El Celta le cogió antes el hilo al
partido y se adelantó con un balón profundo al costado derecho. Piqué cometió
un error al tirar la línea y habilitó la cabalgada de Iago Aspas, que sirvió a
Maxi Gómez. Ter Stegen salvó su remate con una parada extraordinaria -una más-
pero no pudo evitar que el propio Aspas llegara a remachar.
El golpetazo despertó al Barça,
que marcó a los dos minutos en una jugada algo accidentada. La combinación en
la frontal entre Paulinho y Suárez no llegó a buen puerto, pero por suerte para
el Barça pasaba Messi por allí para batir a Rubén Blanco. El argentino entró en
ebullición, no en su versión más espectacular y goleadora, sino apareciendo en
todas partes, siempre con sentido.
Tras el gol, el Barça se adueñó
del partido hasta poco antes del descanso, el Celta volvió a recordar al Barça
que no se lo iba a poner fácil. Antes y después del descanso, Paulinho perdonó
dos buenas ocasiones. Nada más comenzar la segunda parte, Valverde dio entrada
a Denis por Iniesta.
El Barça siguió buscando el gol y
lo encontró. Con media hora por delante, Messi volvió a encontrar a Jordi Alba,
como en Mestalla. Esta vez el lateral, hecho extremo, aprovechó el despiste de
Pione Sisto y la puso para Luis Suárez, que no falló.
El Celta no se vino abajo, ni
mucho menos. Volvió a golpear por la derecha, de nuevo con Aspas, beneficiado
esta vez por la mala suerte de Umtiti, que se rompió al tratar de frenarle. El
delantero gallego quebró luego a Jordi Alba y sirvió a Maxi Gómez, que esta vez
acertó con la red.
Con 20 minutos por delante, el
partido quedó más abierto que nunca. Piqué, sumado al ataque, estrelló un
remate en el palo. En el otro área, Aspas siguió provocando pesadillas. Messi,
solo aunque de espaldas a la portería, cabeceó fuera un balón rechazado que
llevaba el sello del tres por dos. Acto seguido, Sisto tuvo el dos por tres.
Alcácer la tuvo de cabeza y Messi, en la última jugada del partido, de falta.
Ocasiones no faltaron, pero acabó dos por dos.
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