miércoles, 22 de noviembre de 2017

Llegan voluntarios a comunidades alejadas


Llevan comunicación y auxilio médico a donde no llega el gobierno

Oaxaca, Oaxaca.- El mensaje de alerta llegó justo cuando el equipo de voluntarios de emergencias de la asociación Cinco panes y dos peces estaban terminando de dar una capacitación sobre protección civil a los policías del municipio de San José Tenango, en la sierra mazateca de la región Cañada, en Oaxaca. Un automóvil compacto se había ido a un voladero. Había dos personas heridas.

El equipo de voluntarios de la asociación salió a prestar el auxilio. Por otro camino se fueron los policías, pensando en llegar más rápido. Pero a mitad de la ladera empinada, tapizada de piedra y lodo, los rescatistas civiles se toparon con un vehículo que descendía trayendo a los dos accidentados.

Raúl Soto, delegado de Protección Civil de la asociación en Oaxaca; Jacqueline Aguilar, su mano derecha y técnica en urgencias médicas; y tres de sus estudiantes en la misma área revisaron a los heridos: un hombre que tenía varias costillas fracturadas y una mujer con una fractura en el hueso del fémur.

El herido venía sentado en el asiento del copiloto del primer auto que llegó en su auxilio. En esa posición probablemente no hubiera llegado con vida a un hospital. Al traer varias costillas rotas y venir sentado, con el vehículo bajando por las laderas, donde se rebota a razón de una vez por minuto, lo más probable es que hubiera sufrido una perforación de pulmón. Los rescatistas lo trasladaron a su camioneta.

Lo acostaron en la batea, lo empaquetaron y emprendieron el camino de una hora al hospital más cercano. El señor se salvó.

Si este equipo de rescate, sus radios de comunicación y su camioneta azul marino que peina todos los días la sierra mazateca no hubieran estado, la historia habría acabado en tragedia como las muchas que suceden en esta zona, a donde no ha llegado ni la telefonía fija, ni la celular, ni el asfalto, ni las ambulancias bien equipadas, ni los planes de protección civil ni casi nada.

Sólo hay dos municipios (de 19) con señal de teléfono celular en la sierra mazateca de la región Cañada de Oaxaca: Huautla de Jiménez y San Mateo Yoloxochitlan. Internet hay en la mayor parte de la región, aunque los pobladores deben comprar fichas por tiempo para poder usar la red WiFi, con una conexión muy inestable.

“Como somos una región de alta marginación, y estamos pegados a la sierra, ni al gobierno ni a las empresas les interesa traer infraestructura o comunicación. Han llegado, por ejemplo, empresas como Unefon a ofrecer teléfonos celulares, pero muy caros, de 12 o 15 mil pesos, porque son satelitales, y aquí la población no puede costear eso”, explica Arturo Carrera, presidente municipal de San Juan Coatzospam.

Casetas telefónicas hay, dice Raúl Soto, pero también son satelitales y cobran muy caro por las llamadas. Además, la mayoría no sirve. “Hace dos años Telmex tenía mucho teléfonos descompuestos por acá, así que mandaron personal en helicóptero para arreglarlos por lo mal que están los caminos, pero el aparato tuvo un accidente y los ocupantes murieron. Desde entonces los teléfonos están abandonados”.

Las principales empresas de telefonía que operan en México no llegan a esta zona porque no les es rentable. Lo que ha llegado son los radios de comunicación de la asociación Cinco panes y dos peces, galardonada por su labor con el premio de la fundación Vidanta, que reconoce y apoya los trabajos sobresalientes y originales desarrollados en América Latina y el Caribe para reducir pobreza, desigualdad y combatir la discriminación.


Por Animal Político  

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