Xalapa,
Ver.- En Zimbabwe, país del sur de África, la mujer no tiene las mismas
posibilidades de recibir educación como las tiene el hombre, para quien su
extensión ha sido muy amplia desde la llegada de los colonizadores, señaló
Tsitsi Dangarembga, escritora y cineasta, al ofrecer la plática “Género y
asimetrías en el acceso a la educación”, en el Instituto de Investigaciones en
Educación (IIE) de la Universidad Veracruzana (UV), la mañana del martes 28 de
noviembre.
Invitada
por la Dirección Editorial de la UV y el cuerpo académico (CA) Estudios
Interculturales, a través de la Cátedra UNESCO-UV “Ciudadanía, Educación y
Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”, la ponente, nacida en Rhodesia del
Sur, hoy Zimbabwe, impartió su charla en un formato en el que interactuaron
ponente y oyentes.
Tomó
como referencia la generación de su padre que, dijo, fue una de las primeras en
ser educadas dentro de una tradición en la que el hombre tenía prioridad para
recibir la preparación escolar, puesto que la mujer al contraer matrimonio
quedaba obligada a que toda la actividad que realizara debía ser en beneficio
de la familia del esposo, y no en el de la propia, por lo que prefieren educar
al hombre antes que la mujer.
“En
la familia de mi padre había cuatro hijos de los cuales mi tía era la mayor,
pero tuvo que dejar la escuela para que mi padre fuera educado, y ése es el
tipo de situación que busqué reflejar en mi libro Condiciones nerviosas.”
Dangarembga
se considera afortunada ya que de la familia de su madre los siete primeros
hijos fueron mujeres, “y al darse cuenta que los dos últimos fueron hombres y
que éstos tendrían que educar a las mujeres, mis abuelos decidieron darle
educación a las mujeres, todas con profesión”, lo que permitió que su madre
fuera la primera mujer zimbabwense en obtener un grado, lo que logró en
Sudáfrica.
Recordó
también que la lucha de liberación que se escenificó en los años sesenta y
setenta propició una sobrepoblación de guerrillas a lo largo de su país, a las
que se unieron numerosos niños que cuando retornaron ya no formaban parte de la
sociedad, dificultándoseles su reintegración a ella.
Estas
guerrillas dieron origen a un ejército que se volvió un sector especial al que
no se podía moderar, y que empezó a demandar dinero del gobierno para iniciar
negocios informales, los cuales no daban ningún resultado.
La
anterior situación llevó a la escritora a iniciar una investigación con la
finalidad de producir un documental, para ello solicitó ingresar a una granja
que los guerrilleros habían aceptado manejar y les preguntó cuál era el
problema que enfrentaban, a lo que respondieron que el espacio era demasiado
grande para ellos que provenían de lugares pequeños, por lo tanto no sabían qué
hacer con esa granja ni con el equipo que contaba.
“En
realidad no eran capaces de sostenerse por ellos mismos, por lo que preferían
pedir dinero al gobierno que los hizo su ejército de reserva.”
Ante
este panorama, que también aplica para las mujeres, Tsitsi Dangarembga
considera que las niñas conocen las consecuencias que tiene la educación en una
mujer casada y en una que estudia y se forja una vida independiente, por ello
“y en ciertos aspectos prefieren estar en ese estado civil”.
Como
lo refirió, su charla la llevó al libro Condiciones nerviosas, escrito en 1998,
que la convirtió en la primera mujer de raza negra en publicar en su natal
Rhodesia; su publicación es considerada por la crítica especializada como “una
de las obras maestras de la literatura africana” y gracias al trabajo de
traducción de Nair Anaya, fue publicado en lengua castellana por la Editorial
de la UV.
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