Sufrió daños en un intento de
robo hace varias semanas
Agua Dulce, Ver.- Muy molestos se
encuentran los clientes de Banamex en este municipio hidrómilo pues el único
cajero automático que ofrece la opción de realizar depósitos se encuentra
descompuesto, esto luego de sufrir daños en un intento de robo hace varias
semanas, sin que haya esperanza de que sea reparado en el futuro cercano.
Incluso el personal ejecutivo de
la institución bancaria señaló que la unidad no será reparada porque la
población de Agua Dulce no cuida las cosas, como si fuera culpa de sus clientes
que un grupo de delincuentes haya intentado atracar la sucursal, señalaron muy
molestos los cuentahabientes.
Estos agregaron que debido a que
tienen que laborar en las mañanas, les resulta imposible acudir al banco a
realizar pagos de tarjetas de crédito y otros servicios, por lo cual este
cajero automático les resultaba de mucha utilidad, pues en el resto de la
ciudad no hay más cajeros similares.
También se encuentran inconformes
con el servicio que ofrecen los otros tres cajeros exclusivos para el retiro de
efectivo, pues no reciben mantenimiento y constantemente tienen problemas para
leer las tarjetas, además de que las personas con capacidades diferentes no cuentan
con accesos para este sector del edificio, en horarios donde la institución
está cerrada.
Aunque Agua Dulce cuenta con una
población de casi 50 mil habitantes, solamente ofrecen servicio dos
instituciones bancarias (Bancomer y Banamex) y cada quincena se registran
largas filas con una espera de hasta tres horas para poder realizar retiros de
efectivo, situación que se agravará en este mes de diciembre con los pagos de
prestaciones.
Por esta razón muchas personas
han optado por utilizar los servicios de transferencia electrónica que ofrecen
tiendas de conveniencia, aunque tienen que pagar altas comisiones por cada
operación; otros más han encontrado en los bancos de tiendas departamentales
una opción para acceder a transferencias de forma más económica y con horarios
de atención extendidos.
Por Alfredo Santiago H.
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