Ciudad de México.- Además de ocasionar pérdidas de
vidas humanas y daños materiales en inmuebles, el sismo del pasado 19 de
septiembre también afectó a miles de negocios de la Ciudad de México que debido
a los colapsos de edificios tuvieron que cerrar sus puertas, o bien perdieron
un gran porcentaje de su clientela.
Ante este contexto, la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) de la Ciudad de México activó un plan de ayuda muy similar al que anunció el gobierno capitalino el cinco de octubre para apoyar a quienes perdieron su vivienda: otorgar diferentes tipos de crédito que ayuden a retomar la actividad económica previa al sismo.
Sin embargo, pequeños y medianos empresarios
critican, por un lado, que los montos de las ayudas no son suficientes
para reiniciar su actividad, ni para trasladar su negocio a otro inmueble no
dañado. Y por otro, que la adquisición de una nueva deuda no es, en
realidad, una ayuda.
Por lo que el pasado
domingo 19 de noviembre, a dos meses del
temblor, los damnificados por daños a negocios se unieron a quienes perdieron
sus viviendas para exigir dos puntos clave: uno, que la reconstrucción se haga
con dinero público y no con créditos; y dos, que las autoridades transparenten
el destino de las donaciones para la reconstrucción.
Federico Gabriel Madrigal tiene su veterinaria
desde hace 17 años en la colonia Doctores de la delegación Cuauhtémoc. Es un
establecimiento modesto, de unos pocos metros cuadrados y sin grandes
luminarias que lo publiciten a los viandantes que transitan por la calle Doctor
Lucio.
Pero gracias al boca a boca de clientes
satisfechos, el negocio marchaba bien: cada jornada Federico atendía 12 y 15
servicios que, en promedio, dejaban en la caja unos tres mil pesos diarios.
O al menos así era hasta que con el sismo las consultas
se desplomaron: de 15 servicios diarios se pasó, cuando mucho, a dos, que
suponen un ingreso de 400 pesos; una caída en las ventas de hasta 87 por
ciento.
Y eso que Federico tuvo suerte: a diferencia de
otros negocios que colapsaron, el edificio que alberga su veterinaria no sufrió
daños estructurales mayores, por lo que al menos pudo reabrir sus puertas poco
después del temblor. El problema, lamenta a colación el veterinario, es que su
negocio está ubicado a escasos metros de una enorme torre de la Unidad
Habitacional Morelos, que está incluida en la lista de la delegación Cuauhtémoc
como inmueble de alto riesgo.
Por Animal Político
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