lunes, 27 de noviembre de 2017

Columna


Mid: doctorado (exprés) en priismo
-         Hacienda, al concuño de Salinas
-         Cerrar la pelea en dos
-         Pemex RIP: autopsia y denuncia

Astillero
Julio Hernández López
Este lunes, José Antonio Meade Kuribreña (JAMeKu) amaneció “apartidista” y cerró el día colmado de entorchados del más rancio priismo, recolector al vapor de las adhesiones del dinosaurismo corporativo, vitoreado por los clásicos tres sectores (obrero, campesino y “popular”) y por la bancada tricolor de levantadedos de San Lázaro, en una especie de doctorado “horroris causa” cuya toga y birrete muestran al exsecretario de Hacienda (y de Desarrollo Social y de Relaciones Exteriores) en pleno ejercicio del priismo más tradicional, con credencial o sin ella: Pepe Toño Mid” (escríbase Meade) convertido por dedazo cavernario de Enrique Peña Nieto en la esperanza de continuidad de las cúpulas del Sistema, emotivamente convencidas de que el virtual candidato “apartidista” significa la mejor fórmula de gatopardismo tecnocrático, para que las cosas sigan como hasta ahora, o peor, dado que sí es posible./

Mid” en el centro de la escena jurásica, en un ajuste de relojes políticos al horario del atraso (siendo semidestapado por un Enrique Peña Nieto que escogió la fecha como autorregalo tipo país bananero, por ser su día “de la suerte”), ni siquiera pudo superar la destilación de melcocha con que el cerebro compensatorio y sustituto de Los Pinos, Luis Videgaray, había cumplido la faena del destape extraoficial frente a diplomáticos de todo el mundo. A fin de cuentas, Quique acabó representando el papel de despistado, al terminar postulando al candidato deseado por Videgaray./

Los tonos del mural electoral en preparación quedaron de manifiesto con el nombre y perfil del sustituto del propio Meade, designación que fue entregada al concuño de Carlos Salinas de Gortari, a José Antonio González Anaya, quien ocupaba hasta ayer la Dirección General del gran negocio del sexenio, el petrolero, y ahora va de secretario de Hacienda. La cofradía tecnocrática en acción, dispuesto el otro Pepe Toño, éste, González Anaya, a disponer de lo necesario para que la campaña priista cuente con todo lo necesario, ya sea en triangulaciones al estilo Francisco Labastida Ochoa con Pemex o mediante aportaciones al estilo Odebrecht para la campaña de JAMeKu./

González Anaya, es decir, Salinas de Gortari (casados con sendas hermanas de apellido Gerard) mantienen el control sobre Petróleos Mexicanos al ascender en el organigrama Carlos Treviño (un ingeniero en industrias alimentarias, con maestría con especialidad en Ingeniería en Alimentos), quien ocupaba la dirección corporativa de administración y servicios de la propia “gallina de los huevos de oro”, declarada muerta por Peña Nieto, pero “vivita y coleando”, con grandes ganancias previsibles, para los nuevos dueños de lo que fue la principal fuente de riqueza nacional./

Falta saber la suerte de los demás falsos competidores, que de inmediato han felicitado al “ganador”, sobre todo en el caso de Aurelio Nuño, a quien anoche se daba como probable coordinador general de la campaña de Pepe Toño Mid (PTMid), en una operación clásica de presunto envolvimiento del destapado entre los mantos cuyo control se supone que aún queda en las manos del destapador, Peña. Nuño como coordinador y, corría la versión ayer, Eruviel Ávila como presidente nacional del PRI, luego de una efímera estancia como delegado en el comité priista de la Ciudad de México y con la encomienda nada encubierta de intentar la reproducción en 2018, del esquema de atropellamiento institucional de la única opción medianamente opositora, la de Morena, al costo que sea./

La concentración de fuerzas contra Morena pretende acelerar el proceso de reducción del escenario bélico-electoral a dos contendientes centrales: Andrés Manuel López Obrador y su abigarrado reciclamiento de cuadros, que no es regeneración, pero sí le ayuda a propiciar una expectativa de crecimiento y pluralidad, y Mid, el candidato de los grupos empresariales, locales y extranjeros, que cuenta con la bendición de Washington y la benevolencia de la “oposición” acomodaticia, sobre todo la calderonista, que no está convencida de la viabilidad de Margarita Zavala y prefiere irse alineando con Pepe Toño Mid, como es el caso del camaleónico Ernesto Cordero./

El PRI, disfrazado de “ciudadano”, “independiente” o “apartidista” con el priista sin credencial que acaba siendo Pepe Toño Mid (PPTM), necesita un voto que disperse los ánimos opositores sin que ninguno de éstos sobresalga (por ello, Los Pinos alienta la inviabilidad del dizque Frente Ciudadano por México, con Miguel Ángel Mancera como mazo sin mayor expectativa que ser pagado más adelante por esos favores divisorios, y mantiene en tercera división a Margarita Zavala). Pero, al mismo tiempo, busca centrar la pelea en dos competidores: el de la continuidad “ilustrada” del Sistema, apoyado por todos los aparatos de poder (entre ellos, el eclesiástico, y no se diga el de la mayoría de los medios masivos de comunicación) y el del “populista” López Obrador, al que se insistirá en vincular en términos de propaganda con una visión desastrosa de Venezuela y sus líderes recientes./

A propósito: Ana Lilia Pérez ha hecho una disección del cuerpo insepulto, y acaso rescatable, de Petróleos Mexicanos, sometido durante varios sexenios, sobre todo en los encabezados por Felipe Calderón y por Enrique Peña, a un proceso de desmantelamiento y hundimiento intencionales. No solamente podría ser una autopsia sino, además, un borrador de denuncia ante autoridades justicieras, si las hubiera, pues la periodista Pérez aporta detalles precisos de la manera como se fue urdiendo el fracaso de la máxima industria nacional, para beneficiar a camarillas políticas y a grupos empresariales. La investigación y denuncia de Ana Lilia Pérez está consignada en el libro Pemex RIP, que este martes será presentado en el salón Agustín Yáñez, de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, a las 5:00 de la tarde, con la participación de la autora del libro, de Lydia Cacho y de un tecleador astillado. ¡Hasta mañana!

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